AMIGOS

DEL FLAMENCO

                      de Extremadura

El sevillano aprendió de niño las primeras lecciones de guitarra de su padre Ricardo y de Antonio Moreno. Luego se vio influenciado por Javier Molina, Manolo de Huelva y Ramón Montoya, el tocaor de mayor ascendencia sobre la generación posterior. A partir de ellos, desarrolló un toque muy personal que dio pie a bellísimas composiciones. Su forma de tocar –tanto en la faceta de solista como de acompañante– es la que mejor representa a la escuela sevillana, caracterizada por un virtuosismo comedido y, a la vez, por ser muy airosa, en contraposición a la establecida por Montoya. La nómina de cantaores con quienes grabó el Niño Ricardo es larguísima y fue el pilar fundamental en el que se basaron los guitarristas de la siguiente generación. GRABACIÓN: Niño Ricardo: Farruca «Almoradí» (Manuel Serrapí y Genaro Monreal) (Odeon, 1951). DESCRIPCIÓN: La farruca es un cante de origen incierto –quizás derivado de una obra teatral de ambiente gallego– que lleva compás de tango y va en modo menor. Estuvo de moda desde 1900 hasta 1920 y luego se interpretó poco. El inte¬rés principal reside hoy en día en su estilizado baile para hombre, creado a principios de siglo por al bailaor Faíco y el tocaor Ramón Montoya. En esta farruca Niño Ricardo escoge –no sabemos por qué– el nombre de una localidad alicantina y desvincula su música del baile para crear una de sus composiciones más celebradas.
Niño Ricardo Manuel Serrapí Sánchez (Sevilla, 1904-1972)